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jueves, 7 de mayo de 2020

EL TÊTE A TÊTE DE LA POESÍA


Joseph Brodsky


Si el arte enseña algo (y al artista en primer lugar), es justamente la particularidad de la existencia humana. Siendo la más antigua – y la más literal – forma de empresa particular, el arte voluntaria o involuntariamente incentiva en la persona justamente su sensación de individualidad, unicidad, privacidad, transformándola de un animal social a una persona. Muchas cosas pueden ser compartidas: pan, lecho, convicciones, amada; pero jamás un poema de Reiner Maria Rilke, por ejemplo. Una obra de arte, la literatura sobre todo, y la poesía en particular, se dirige a una persona tête-a-tête estableciendo con ella relaciones directas, sin intermediarios. Exactamente por eso los defensores del bien común, líderes de las masas, voceros de la necesidad histórica sienten tanta antipatía hacia el arte en general, la literatura sobre todo, y la poesía en particular. Porque por donde pasó el arte, donde fue recitado un poema, ellos encuentran en lugar de una esperada aceptación y unanimidad, la indiferencia y las discrepancias, y en lugar de disposición para actuar, el descuido y la repugnancia. En otras palabras, a los ceros con los cuales los defensores del bien común y los líderes de las masas pretenden operar, el arte agrega su “punto-punto-coma-menos”, convirtiendo así a cada cero en una carita no necesariamente atractiva, pero siempre humana.


Fragmento del Discurso de aceptación del Premio Novel de Literatura de Joseph Brodsky en 1987




Cuanta más poesía leemos, más aborrecible nos resulta cualquier tipo de verborrea, tanto en el discurso político o filosófico, como en los estudios históricos y sociales, o en el arte de la ficción. El buen estilo en prosa es siempre rehén de la precisión, de la rapidez y de la lacónica intensidad de la dicción poética.


sábado, 21 de enero de 2017

LO BELLO NO ESCONDE PELIGRO

Cuanta más poesía leemos, más aborrecible nos resulta cualquier tipo de verborrea, tanto en el discurso político o filosófico, como en los estudios históricos y sociales, o en el arte de la ficción. El buen estilo en prosa es siempre rehén de la precisión, de la rapidez y de la lacónica intensidad de la dicción poética.

Joseph Brodsky




La poesía no es un arte ni una rama de arte, es siempre algo más.






Informe para un Simposio





Les propongo un pequeño tratado
sobre la autonomía de la vista. La vista es autónoma
debido a lo dependiente del objeto
de nuestra atención, sin remedio aquel
externamente dispuesto; el ojo nunca se ve a sí mismo.
El ojo, entornado, navega tras la nave,
levanta el vuelo tras el gorrión desde la rama,
se envuelve en la nube de la escena en sueños,
como una estrella; sin verse a sí mismo, sin embargo, nunca.
Precisemos esta idea, tomemos a una bella dama.
A determinada edad ustedes no observan a las damas,
perdida la esperanza de cubrirlas, sin un pragmático
interés. Pero, a pesar de ello, el ojo,
como un televisor sin apagar
en un píso vacío, sigue emitiendo la imagen.
Y uno se pregunta: ¿para qué?
Siguen a lo dicho varias tesis del capítulo dedicado a lo bello.
La vista es un medio de adaptación
del organismo a un medio adverso. Incluso cuando
se haya acoplado por completo a él, dicho medio sigue siendo
absolutamente hostil. Y la hostilidad del medio crece
en la misma medida en que permanezcáis en él;
y se aguza la vista. Lo bello no amenaza
a nada. Lo bello no esconde
peligro alguno. La estatua de Apolo
no muerde. La sábana, tampoco.
Y os lanzáis tras el fru-fru de una falda
en búsqueda del mármol. El gusto estético
es en esencia copia del instinto de conservación
y es más seguro que la ética. Lo monstruoso
cuesta más el convertirlo en bello, que destrozar
lo hermoso. Necesitamos a un zapador
para desactivar lo peligroso.
Estos empeños merecen un aplauso
y ofrecerles todo género de apoyo.
Pero, separado del cuerpo, el ojo
antes preferirá instalarse en algún lugar
de Italia, de Holanda, o de Suecia.

Joseph Brodsky







Joseph Brodsky

(Joseph o Iosif Alexándrovich Brodsky; Leningrado, 1940 - Nueva York, 1996) Poeta y ensayista ruso. Se le considera el poeta más grande nacido en la época soviética y, acaso con la sola excepción de B. Pasternak y A. Ajmátova, el más importante en lengua rusa de la segunda mitad del siglo XX.
La erudición legendaria de Brodsky, el autoaprendizaje al que se sometió durante toda su vida y sus inspirados diálogos con las "sombras poéticas" de su propia cultura y de la universal, van unidos a una energía desbordante, una pródiga inventiva prosódica y estrófica, así como a su excelencia de estilo y su generosidad de espíritu. Este autor se convirtió, al igual que Ajmátova, su "madrina poética" y descubridora, en memoria cultural de su generación y, por azares del destino, en el más grande regalo que hizo Rusia a Occidente.
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